
La enfermedad es definitiva y no cabe la posibilidad de tomarse "vacaciones" en la dieta por lo que para estas personas supone un verdadero problema comer fuera de casa. Necesitan la absoluta certeza de que lo que ingieren no contiene gluten (proteína presente en trigo, centeno y cebada entre otros) algo que se hace muy complicado fuera de sus casas, ya que tan sólo con freir en el aceite que previamente había cocinado algo rebozado su comida, esta se habrá impregnado del gluten del pan rallado y no podrán comerla sin riesgo.
Por todo ello felicitamos a la UDC y, especialmente, a la Escuela de Arquitectura por esta idea y animamos al resto de escuelas y facultades a seguir sus pasos, pues si queremos una Universidad para todos y todas, la comida que en ella se sirva también debe serlo.